Semana 3
¿Ya
vamos en la semana número tres? ¿En qué momento? El tiempo es fugaz y no se si
le paso a la mayoría o solo a mí, pero cuando era pequeño el tiempo se me hacia
eterno, los días para llegar a mi cumpleaños, Halloween o Navidad parecían que
duraban un año entero cada uno, pero ahora son fugaces y cuando menos me doy
cuenta estoy en cada uno de esos días nombrados anteriormente. Es triste porque
ahora mismo quiero que el tiempo pase lentamente y no lo hace.
A la
clase del lunes no pude asistir porque a decir verdad soy remiso y era la
ultima semana para hacer las vueltas de la libreta militar, entonces como era
de esperarse, estuve todo el día metido en el batallón militar esperando a que
me aceptaran todo y me dieran el recibo para pagar la libreta. No obstante, sí
me contaron lo que hicieron y es lo que pienso que escribir en la primera parte
de la reseña, porque, aunque uno no vaya a la clase no es excusa para no
informarse y entender que es lo que vieron.
Al
parecer empezaron hablando de una de las cosas que le gusta a la mayor parte
del mundo, procrastinar. Cobos lo definió como una enfermedad, y es cierto, si
no procrastináramos tanto podríamos lograr muchas más cosas, sacar adelante más
proyectos y aprovechar mejor el tiempo. ¿Pero por qué la idea de no hacer nada
es tan atractiva? Nunca lo sabremos, pero si esta en nuestras manos dejar de
procrastinar ¿Por qué no lo hacemos?, esto según Cobos es porque vivimos en un
ecosistema de la interrupción y consiste en que estamos vinculados tanto a las
nuevas tecnologías que apenas suenan, interrumpimos todas las actividades que
estamos llevando a cabo para atender las distintas notificaciones. Eso es
cierto, y me recuerda mucho a mis papas que apenas suenan sus celulares dejan
todo lo que están haciendo, me sorprende que sean así y yo no (Al menos en momentos familiares) Tal vez porque
para ellos eso es más nuevo que para mí, además hace poco descubrieron los
memes, entonces se imaginaran como están mis chats con ellos… llenos de memes
por supuesto.
Mentiría
si dijera que el celular no me ha distraído como veinte veces desde que empecé
a escribir esta bitácora, y es que es cierto, uno no puede ver que el
bombillito se encienda porque más se demora en prender a que uno coja el
celular para responder. Es cierto que la
capacidad y la calidad de llevar a cabo las tareas se ve disminuida por este
hábito, y es difícil en esta época pedirle a alguien que no use celular, y cada
vez salen más aparatos electrónicos como manillas o relojes, que hacen aún más
difícil el concentrarse. Me atrevería a decir que incluso el mismo computador
donde llevamos a cabo nuestros trabajos es una distracción continua al tener
acceso a Internet y que en cualquier momento nos podemos desviar del trabajo y
empezar a mirar las ultimas noticias en nuestra red social favorita, sea
Facebook o Twitter, o incluso empezar a jugar algo como es mi caso.
Por mi
parte me siento muy identificado con el sketch que Cobos mostro en la clase, “Un
estudiante haciendo la tesis” de Enchufe Tv, un canal ecuatoriano muy conocido.
Es gracioso, y es cierto en gran medida. Los estudiantes de ahora tal vez no
contamos ni con la mitad de concentración que los de antes, y es gracias a las
tecnologías que tenemos.
Luego
de concluir el tema de la procrastinación, otro tema salió a flote, la “burbuja
de filtros”, en resumen, se trata de que, gracias a las búsquedas, los gustos y
lo que consume el usuario en Internet, un algoritmo calcula la información que
le gustaría al usuario. Es decir, esto puede desembocar en un problema, ya que
los buscadores como Google o las redes sociales, ya no están presentando la
información completa sino solo lo que le gustaría ver al usuario, obnubilándolo
solo con un punto de vista. Esto a mi parecer es un problema importante, ya que
la opinión de una persona tendría un sesgo importante y no le gustaría escuchar
diferentes puntos de vista al suyo. Además, la desinformación gracias a este
algoritmo aumentaría con creces.
El
tercer tema tratado en la sesión fue el del llamado “Efecto Mandela”, un término
que es reciente y se debe a la atribución de recuerdos a cosas que jamás
sucedieron. Es decir, el nombre del efecto se debe a que muchas personas
recordaban que Mandela había muerto en la cárcel y habían visto su funeral por
televisión. Esto no es cierto ya que nunca sucedió, de hecho, Mandela salió de
la cárcel y murió a los 95 años. Otro ejemplo es la creencia general de que el
hombre que sale en las cajas de Monopolio tiene un monóculo, y la verdad es que
nunca lo ha tenido.
Por mi
parte me puse a investigar cuales eran las causas de este efecto y encontré algunas:
·
Efecto
de la desinformación: Cuando no se tiene un recuerdo
en concreto sobre una situación y alguien te cuenta lo que ocurrió y es
mentira. Tu asimilas esa información como correcta y lo empezaras a creer.
·
Falsa
atribución a la memoria: Si siempre se oye una versión de la historia
es posible que la atribuyas como ciertas y visualices recuerdos de ellas,
aunque sean mentira.
·
Confabulación:
Efecto que sufren algunas personas por el que producen de forma inconsciente
recuerdos incorrectos sobre los
detalles más triviales
·
Falsa
memoria: Trastorno mental ocasionado en mayor parte
por estrés postraumático, nuestro cerebro adapta nuevos recuerdos a lo que
hemos vivido.
En conclusión,
de esta sesión, este efecto es muy interesante, y puede que sea una de las
causales más importantes de la desinformación en el presente. Es decir, si te
quedas con algo que una persona te contó, lo repetirás y darás por hecho que es
correcto y a la persona que le cuentas también lo creerá.
Para
la segunda sesión de la semana (A la cual si asistí y agradecí al cielo que nos
tocara en salón con computadores porque yo había traído el mío), retomamos el
taller que habíamos hecho la semana pasada, que consistía en hacer una tabla
con cincuenta preguntas, divididas entre Autor, Contenido, Finalidad y otra que
ahora mismo no recuerdo (perdón), para verificar que tan confiable era una
página web. Toda la clase nos dedicamos a terminar la tabla y a formular las
preguntas que no se podían parecer a las de la tabla del ejemplo (Por supuesto
que algunas si se parecen, es inevitable) y una vez terminamos con la tabla,
Cobos no nos dejó ir sin preguntarnos a las duplas con que nos habíamos quedado
la clase de aquel día. Y aunque mi compañero haya respondido por mí, yo me
quede con la idea de que uno no puede verificar la información en la primera página
que se encuentre, ya que no todas son confiables e incluso pueden contribuir a
la desinformación.